El día en que la conoció
Hay días que pasan por nuestra vida sin mayor trascendencia. Hay días en los que te levantas, desayunas, te duchas, vas al trabajo, vuelves, haces el vago en casa y te vas a dormir sin que haya sucedido nada reseñable, nada que vayas a recordar para el resto de tus días. Aquél día fue especial. Aquél día sí que lo recordaría para siempre. Sentada en la mesa de una cafetería la encontró. Pelo moreno, de larga melena. Una boca que al dibujar una leve sonrisa formaba una peligrosa curva en su comisura sobre la que habría que poner una señal de advertencia. Sus ojos se escondían detrás de unas enormes gafas de sol. Cruzaba sus piernas, una por encima de la otra, sobre un vestido negro largo por debajo de la rodilla mientras hablaba por teléfono. Él se sentó un par de mesas más allá, justo donde tenía un perfecto campo de visión hacia esa chica. Pidió lo de siempre, un capuccino, e hizo lo de siempre, ojear Twitter para enterarse de las últimas noticias. Aunque sus ojos e