La puta distancia


Son las cuatro de la mañana y no puedo dormir. Mi mente está demasiado ocupada en ti como para querer dormirse. Es por eso que he decidido abrir el portátil y dejar que mi corazón hable a través de mis dedos. ¿Sabes? Odio la distancia. La odio. No puedo con ella. La odiaré por siempre. Por entrometerse entre tú y yo. Por querer ser la protagonista de esta relación. Por aparecer una y otra vez en nuestro día a día. Pero hay una mucho mayor y que odio todavía más, y es esta distancia que existe hoy entre tu corazón y el mío. Esa distancia. Esa puta distancia que no se mide en kilómetros y que hace que me desgarre por dentro.

Yo creo en ti. Creo en mí. Creo en los dos. Sé que yo también te duelo y no soporto pensar en todas las lágrimas que he podido provocarte. Por mis miedos, por mi inseguridad. Me duelen ya las manos de golpear esta mesa y en las paredes de mi habitación aún retumban los 'No puedo más' que en la inmensidad de años luz que nos separa, esas voces apenas te llegan en susurros. Sé que duele esta distancia. La tuya y la mía. Duele el girarse en la cama y sentir ese frío que sabe a soledad y ausencia. Duele saber que por esa puerta quizá ya no aparecerás para volver. Volver. 

Siempre te busco en el móvil. Espero a que estés en línea y empiezo el mismo mensaje. Uno que acabo borrando mientras aprieto los dientes y me trago las ganas. Uno que empieza por 'Odio la puta distancia' y que acaba por 'Ven ya'A veces, la vida necesita alejarte de alguien para darte cuenta de todo lo que la echas de menos y yo ya no sé qué parte de mi corazón te extraña más.

Ven. Ven ya. Pongamos centímetros en lo que ahora son kilómetros. Compensemos todo este tiempo que hemos perdido. Dame la mano y recorre el mundo a mi lado. Escribe tu historia conmigo. Quiero firmar un contrato indefinido que diga 'Te quiero todos los días de mi vida'. Quiero saber lo que es besarte sin sentir que quizá ésa podría ser la última vez que lo hago. Dime quién te dejó marchar, que quiero darle las gracias. Déjame pedirle perdón a todos aquellos que no te podrán disfrutar.

Ven. Ven ya. Lléname la vida de ojalás. De esos que se acaban cumpliendo. Déjame mirarme el resto de mis días en el espejo de tus ojos. Tus ojos. Esos ojos. Creía que sabía nadar hasta que hace tiempo me ahogué en ellos. Déjame llenarte la cintura de besos. Recógeme en la casa de tus brazos. Ríete en mis labios. Pierde tu mano en mi entrepierna. Respírame en la nuca mientras aprietas tus pechos en mi espalda cuando no puedes dormir. Ábreme las piernas, que quiero llegarte hasta el corazón.

Por eso, ven. Ven ya. Y dejemos atrás a esta puta distancia. Y es que esta noche me he dado cuenta de que esto no es insomnio. Son ganas de ti. 

Comentarios

  1. que bonita reflexion...eso m pasa a mi

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  2. Preciso y exacto, lo entenderá así cualquiera que haya amado en la distancia....

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    3. Totalmente, Almu. Una sensación que hemos sentido tantas veces, ¿eh? :)

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